sábado, 28 de septiembre de 2013

Un cambio de hábitos...

Después de unos días de baja autoestima, de reflexión y meditación, lo primero que hice fue preguntar por las cuotas del gimnasio, lo segundo, concertar una cita con mi médico para realizarme una analítica de sangre y orina. Con las esperanzas puestas en que la cuota del gimnasio fuera baja y pudiera costearlo, me llevo lo que sería el primer chasco, la cuota era demasiado alta. Estaba decidido que sea como sea tendría que cambiar mi cuerpo, por evidencias propias de peso y salud.

Tomé mi primera medida, practicar deporte, en concreto, andar ya que no podía correr con este sobrepeso. Mi comida, seguía siendo la misma (ahora sé que fue un gran error), ¿Queréis saber cual era mi alimentación un día normal? La pondré pese a mi vergüenza, para que personas que están en la misma situación, tome ejemplo y conocimientos de qué no se debe comer.

Desayuno
Un vaso de leche con "cola-cao" y 5-6 magdalenas.

A media mañana
Una o dos latas de refresco y unos snack (patatas fritas, palomitas de mantequilla,...)

Almuerzo
No escatimaba, perfectamente podría ser dos san jacobos junto a un buen plato de patatas fritas congeladas. Además de eso, justo terminar de comer, a escondidas de mis padres, cogía algún dulce y me metía en el dormitorio a comerlo.

Merienda
Raro era el día que no merendaba media barra de pan con embutido (preferentemente choped, mortadela,...)

Cena
Vuelta a lo mismo, empanados, fritos,... Unas alas de pollo fritas, o incluso, un filete de "pescado" empanado y por supuesto, frito. Como no podía ser de otra manera, antes de dormir, me tomaba un vaso de leche con cola-cao y, si encartaba, otro dulce.

Como podréis comprobar, quedaba claro que de poco servía andar si no cambiaba mi alimentación, pero siendo un ignorante de la nutrición... ¿por dónde comienzo? Confieso que estaba hecho un lío, no sabía por donde meter mano pese a leer y leer artículos por internet para bajar de peso.

Mi chica, me decía constantemente que he de empezar por un cambio de hábitos, eliminar los fritos, los dulces y sustituirlo por frutas y alimentos a la plancha. La idea de tener que dejar aquello que tanto me gustaba, no me agradaba en absoluto, pero por una semana, opté por hacer lo que me decía, el resultado era bueno, bajaba de peso y con ello, mi motivación iba en aumento. Pasaban los días, seguía bajando de peso, comenzaba a trotar, pero me encontré con otro impedimento, me ahogaba y me dolían las rodillas. Estaba claro, que el ahogo era causado por el tabaco y aunque intentaba dejarlo, no podía, estaba muy enganchado y no tenía la suficiente motivación para dejarlo.

Un buen día, una amiga mía, me regaló una bicicleta estática tipo "training". Con ello, ahora sí que veía claro que bajar de peso sería muy fácil. Aquella bicicleta, pasaría de ser mi más grande aliada a ser tan perjudicial o más que la alimentación que llevaba.

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sábado, 21 de septiembre de 2013

El comienzo de una lucha... (II parte)

Una vez dejada la escuela,  y pasar al instituto, sin saber por qué, dí un cambio radical, pasar de tener las mejores notas de toda la primaria y un alumno ejemplo, a convertirme en un desastre, y no respetar al profesorado del instituto, sacando consigo unas notas, que jamás en mi vida, pensé que fuera a sacar.

Mis compañeros, comenzaban a faltar a clase, a fumar y a beber, y yo, sin darme cuenta, fuí pasando a ese mismo círculo, un círculo que traía consigo una alimentación peor de la que llevaba antes. Poco a poco, fuí cogiendo peso, peso que lógicamente, era en forma de grasa.

Mis padres, preocupados por mí, como es lógico, no daban crédito a lo que me estaba sucediendo. Cuando este círculo formaba parte de mi rutina diaria, sin esperarlo, conocí a una persona especial, una persona que sin saberlo, cambiaría mi vida por completo, una persona que vió en mí, aquel niño inocente, educado, estudioso, activo que siempre fui.

Sin ninguna prisa, y con la ayuda de esta persona, fui encarrilando mi vida hacia un camino por llamarlo de una manera "más normal", dejando atrás las malas compañías, las faltas a clase, el no respeto en general,... ¡¡¡Digamos que me iluminó un ángel caído del cielo!!!

Dejando atrás aquellas amistades, sólo quedaba dos cosas: una de ellas era dejar de fumar, la otra, perder peso para así mejorar mi salud.

Primero, intenté dejar el tabaco, digo intenté porque nunca me lo propuse en serio, decía la típica frase de... "no fumo más" y en ocasiones, fumaba a escondidas. Más tarde lo confesaba, ya sabéis cosas de adolescentes de 15-16 años. Mientras "intentaba" dejar de fumar, sin darme cuenta, mi ropa me iba quedando pequeña, aunque he de admitir, que aun estando con varios kilos de más, frente al espejo no me veía del todo mal. No hacía caso a las incansables frases de mi familia, si, frases como... "te estás poniendo muy gordo" ó "come más de esto y menos de aquello".

Cuando me quise dar cuenta, ya gastaba una talla 52-54 de pantalón y una XXL de camiseta, no os podéis ni imaginar, lo que era para mí encontrar ropa que me estuviera bien, un calvario y una indignación. Un buen día de camino a la farmacia, mi chica insistió en que me subiera a la báscula, yo, confiado en que mi chica y todos los que me rodeaban estaban equivocados y exageraban sobre mi peso, accedí gustosamente a pesarme, ¿cuál fue mi sorpresa? ver en la báscula 105kg, una altura de 1.70cm, un % grasa que rondaba el 40, y una cara totalmente descompuesta, entonces decidí tomar medidas al respecto.


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martes, 17 de septiembre de 2013

El comienzo de una lucha...

La siguiente historia, está basada en un chico que pese a muchos problemas y tropiezos, consigue su objetivo con mucho esfuerzo, sacrificio y entrega.

Todo empezó desde muy pequeño, era un chico muy activo, jugaba fútbol, participaba en cross urbanos, practicaba atletismo... ¡¡me gustaba moverme!!. En la escuela no he tenido tanta suerte pese a las sobresalientes notas que sacaba, no era del todo admitido en la clase por los compañeros, ¿por qué? debió de ser por mi problema que tenía al hablar, si, me atrancaba cuando leía, hablaba,... era motivo de risas y burlas, nunca le dí mucha importancia.

En cuanto a la alimentación se refiere, siempre he sido un chico "delicado", las verduras, frutas y legumbres no eran de mi agrado. Mis padres, siempre me daban la tabarra diciéndome... "Esto es lo que hay, si quieres bien y si no, te lo guardo para la merienda". Siempre o casi siempre, me salía con la mía, yo negaba dichas comidas y al final, conseguía que me pusieran un plato de mi agrado, preferentemente frituras, empanados, carne,... Comidas que en su mayoría, no eran saludables ni mucho menos.

Para resumiros, así es como desde pequeño, comencé mi nutrición, una nutrición basada mayormente en los hidratos y grasas poco o nada saludables.

Este es el comienzo hacia un camino de obesidad que, años después, sólo daría más que problemas.

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